Alejandro López Gil, por si alguien que vaya a leer este libro no lo sabe, nació en Jasa. Emigrante temprano a Barcelona y arraigado a su pueblo de forma casi desesperada, inició sus pinitos como escritor y poeta hace ya mucho, allá por los finales del siglo XX o principios del siglo XXI, no lo recuerdo muy bien.
Aquello que empezó como un ejercicio personal en ratos libres, de recuperación de recuerdos infantiles y juveniles, con el propósito de conservar datos sobre las antiguas tradiciones de la zona, se acabó convirtiendo en una actividad que, además de grata, rellenaba gran parte de las horas del día… tras su jubilación. Y no por inactividad, cuando el autor está en Jasa, sino por convertirse en un objetivo un tanto urgente, alternativa a esos ratos dedicados a la lectura o a la práctica del guiñote, juego de mudos, por otro lado, que no cuadra mucho con el talante del autor, como ya saben los que le conocen.
Ávido oidor y excantante de jotas, que también, muchas veces, son poesía. Lector de libros sobre Aragón del tipo que sean, y de casi cualquier novela y biografía que caiga en sus manos, y aficionado a periodos históricos como la segunda Guerra Mundial y la Guerra de Cuba.
El 28 de octubre de 2023 cumple 90 años, ¡toda una vida!