Culpando a la adolescencia de los versos surgidos de las experiencias vividas a lo largo de casi 19 años, en cierta medida, empecé a escribir por culpa de Judith, y te lo sigo agradeciendo.
Ahora, a un abrir y cerrar de ojos de mi ciudad natal, Marbella, rodeada de leyes y un par de cigarros por la noche, me dedico a compaginar la carrera que casi todo el mundo teme, Derecho,
con el universo del arte de la escritura surgida encima de una base de canciones utilizadas como inspiración.
Y ahora me lanzo a todo esto, a pesar de haber escuchado miles de veces “¿para qué? Si no lo vas a conseguir”, quizás no llegué a lo más alto, pero he llegado a lo mejor que me podían ofrecer.
No sé si será poesía, o relatos, o vida, pero escribo lo que me resulta difícil de explicar, y se hace sencillo.
Porque es amor.