Ángel García es mi nombre y también soy un ave de paso. Un juntaletras de soledades infnitas, deseos, silencios, melodías del alma… Me creo en un eminente peligro de extinción porque arranco de dos en dos las hojas del almanaque cuando estoy a solas con mi sombra y mi locura. Escribir no ha sido una afción repentina ni una tarea fácil, pero fue la única manera que encontré de saciar la sed de mis fantasmas que se fueron convirtiendo en dioses de paso