Ángel J. Adame, oriundo de Sevilla, vive su primera infancia en un pueblo perdido en la Sierra Norte de Andalucía – las Navas de la Concepción– A los tres años, se traslada junto a su familia a Valencia. Desde su llegada a la ciudad del Turia, huye a vivir otras vidas a través de la literatura y el cine, cada vez que se le presenta la oportunidad. Sin duda, ella (la lectura) es la madre de su afición a escribir y él (el patio de butacas) el padre de cómo plasmar y dar realidad a una historia en los márgenes de un libro.
Cada escritor deja algo de sí mismo en sus obras, y por ello, consigue la inmortalidad. Sangrar a través de la pluma, derramar la vida en forma de tinta e impregnar la blancura del pliego de papel, con lo que el corazón intenta expresar, es el medio de gritar ayuda, de hacernos oír en un mundo que cada vez va más a la suya.
Ángel J. Adame, no es más que eso, un transeúnte más de la ciudad de Valencia, que busca historias y sueños, en los vidriados ojos, de aquellos con quién se cruza. Un hombre que intenta sacar pecho y parecer valiente, ante las atrocidades que lo envuelven y que sonríe sincero, por los pequeños detalles coloridos que la naturaleza le ofrece.
Los elegidos 1998 (araña editorial 2008), fue su primer encuentro de esgrima en el que se batió, armado con el florete de la estilográfica. Ahora, nueve años más tarde, este autor de curtidas heridas en la vida, vuelve a la carga con su segunda novela: Bajo Coacción.