Ángel L. López-Obrero Ferre, casado, tres hijos, nació en Jaén un veinticinco de Agosto del año 47 de la pasada centuria.
Nunca estuvo empadronado en su ciudad natal sino que deambuló por distintos pueblos de Andalucía hasta que su familia, por razones de profesión paterna, se asentó durante ocho o nueve años en Andújar (Jaén), cuidad a la que considera su pueblo porque fue allí donde sus ojos se abrieron medianamente al mundo. Con la mayoría de edad se traslada a Sevilla donde, tras el inicio de unos frustrados estudios de ingeniería, ingresa mediante oposición en un banco hasta su jubilación.
A López-Obrero no se le conoce actividad alguna relacionada con el mundo de las letras. Solo en una ocasión, por error, presentó una novela al Premio Ateneo de Sevilla. Su producción literaria es escasa pese a estar elaborada durante muchos años y solo de oídas conocida por su círculo familiar y amigos más íntimos. Podría decirse que la existencia del presente libro es fruto de un ilusionado experimento o, muy posiblemente, de una suma de vanidades.