Esto es lo que ha escrito ella sobre su niñez y juventud: «Mi vida fue muy bonita. Nací en Cabras de Santo Cristo en el año de 1943. Mis abuelos tuvieron cinco hijos, dos hombres y tres mujeres. Los hombres tocaban guitarra y siempre teníamos bailes y yo bailaba mucho, aprendí enseguida. Fue una etapa preciosa. Fui al colegio y fui muy lista, la maestra pintaba cosas en la pizarra y teníamos las niñas que dibujarlas en la libreta. Yo tenía habilidad para los dibujos y ganaba los premios casi siempre.
Cuando dejé el colegio, me fui a una modista y aprendí enseguida a coser vestidos para la calle. Más tarde, me dieron una beca para estudiar cultura general y corte y confección en Jaén; y como me gustaba tanto cantar y bailar siempre hacía la fiesta y los bailes.
También fue una etapa preciosa, la que mejor hiciera la costura le darían un premio. Varias compañeras le dijeron a la monja que me lo tendrían que dar a mí, y la monja me dijo que no me lo podían dar porque yo estaba enseñada cuando llegué. Sabía más que las demás y no exagero nada».
Y yo, quien le ha pasado sus poesías en limpio, agrego: Mujer emprendedora y multitarea, adelantada para su época, siempre ha dado lo mejor de sí, tanto en el campo ayudando a sus padres en las labores, como al mismo tiempo, aprendiendo y aplicando corte y confección. Además, autodidacta en peluquería. En su edad adulta no solo ha sido la típica ama de casa, sino que ha generado su propia hacienda simultaneando sus labores con la poesía, ventas persona a persona y administración de su patrimonio. Persona romántica, nunca ha dejado de lado el amor.