Nací en Belerda de Guadix, un asentamiento entre tajos y barrancos, comunicado por cuestas y veredas, que llegó a quedarse sin espacio para picar más cuevas, sin infraestructuras, ni servicios —ni siquiera los más básicos, como la luz y el agua potable—. El único medio de vida eran los animales y el campo.
He vivido la transformación, evolución y también despoblación de este pedazo de tierra, que ha sido, no solo el escenario de mi vida, sino parte inseparable de ella. Además, la política me ha permitido ser partícipe de esa transformación y desarrollo.
Hoy puedo decir con orgullo que he conseguido cumplir, en gran parte, los sueños que me llevaron a implicarme en la política. Alcanzando ya mis 72 años y sin complejos, orgulloso y feliz de haber nacido en mi pueblo y de no haber tenido que cambiar mi padrón, puedo escribir este libro lleno de vivencias y anécdotas, en el que repaso mi vida, mis alegrías, mis decepciones, y mis metas cumplidas.