Antonio nació en 1978, en Gijón (Asturias) donde vivió y estudió en varias ramas y cursos de formación profesional hasta marcharse con 20 años a Ohio en EEUU. Allí descubrió su gusto por la escritura, a través de las cartas que escribía a sus familiares y amigos, cartas que gustaban, que siempre encontraban un halago por lo bien que transmitían. Desde entonces empezó a escribir diarios, bocetos de proyectos, y ya estando en Tenerife, donde lleva viviendo más de diez años, descubrió el mundo de la Bioneuroemoción a su paso por Fuerteventura, la isla del viento. Inmediatamente comenzó una formación que dura ya más de tres años, asistiendo a cursos intensivos en Madrid y leyendo sobre aspectos relativos a la física quántica, teorías en el ámbito de la psicología y de la neurología, y temáticas más espirituales relativas al budismo e hinduismo, tratando de incluir toda esta sabiduría en una formación emocional para surfistas.
Su vida entera ha girado en torno a la práctica del surf, desde muy pequeño aprendió con facilidad a manejar el skate, y entre las actividades que ha practicado están también la escalada y el SUP. Amante del mar, todo su mundo literario está marcado por este elemento que él relaciona con las emociones, y que utiliza para hacer metáforas de la existencia humana y en concreto del cuerpo. También ha publicado artículos en revistas sobre surf, pero el verdadero objetivo detrás de esta obra es llegar a un público que pueda identificarse con su experiencia, y pueda beneficiarse de leer como otra persona ha pasado por ello, con qué tipo de mente, de mentalidad, con qué actitud.
Un hombre tranquilo que se ha ido reinventando y que hoy conocemos mejor gracias a “Armonía” a quién dedica su libro.
Rocío Pérez Sutil del Cueto