Nació en un lugar emblemático de la ciudad de Toledo, en el que se encuentra la Roca Tarpeya, asomada al río Tajo, al que contempla, cual águila altiva, desde la altura. Su destino no es otro que el de arrojar desde su cumbre a todo aquel que venía a este mundo sin reunir las condiciones marcadas por la minoría dominante de la sociedad de cada momento. La lúgubre sombra de esa Roca Tarpeya se cierne amenazante, marcando con su estigma la vida del autor, que un día escapó de su rigor. Condicionado por los sentimientos inherentes a su propia idiosincrasia personal, a los que se unen las influencias recibidas procedentes de su madre, no tardó en florecer su sensibilidad hacia el ser humano, su dolor, su sufrimiento y su miseria, no dudando en sacrificar sus aptitudes para las ciencias exactas, poniendo su vida al servicio de proporcionar al doliente, el remedio, la comprensión y el consuelo a su tragedia existencial. Para ello encontró el camino a través de la Medicina, en la que concentró su dedicación a la Mujer y su exclusivo privilegio, la Maternidad. En busca de otros cauces para proporcionar bienestar al ser humano, se asomó a la actividad política en dos ocasiones.
En su caminar a través de la Medicina se realizó plenamente, alcanzando el reconocimiento y el premio por parte de las instituciones académicas, pues a nivel de la sociedad a la que dedicó su vida, el único agradecimiento a esperar no es otro que el de la satisfacción propia. De la actividad política solo obtuvo decepción, desencanto e indignación. Amplia ha sido su actividad literaria, en forma de publicaciones científicas, en medios relacionados con la práctica de la Medicina, así como artículos de opinión y trabajos en el contexto de la actividad política, publicados en prensa y foros sociales. Con esta obra pretende cumplir el compromiso que un día adquirió de entregar la Antorcha portadora de su vida, condicionada por la sociedad del momento y su historia.