CARLOS G. GARCÍA (Onamio, el Bierzo, León, 1948)
Mi recorrido por la vida, no puedo decir que me haya resultado que digamos “muy placentero”. Si en ella algo he conseguido, ha sido, como se suele decir, a base de sangre, sudor y lágrimas. Mi experiencia adquirida de la vida a lo largo de los años me ha ido regalando un “rosario” de vivencias, sabores y sinsabores, de triunfos (menos) que de frustraciones y de fracasos. Yo, y como es lógico, siempre he tratado de sacar el mejor “fruto posible” a mis vivencias por la vida, aunque, y a mi pesar, no siempre lo haya conseguido. A pesar de la multitud de sinsabores y decepciones acaecidas en mi vida, esta me ha permitido el vivir y ello, en definitiva, es lo más valioso para el ser humano por la muy sencilla razón de que, sin vida, nada hay, nada existe. Inequívocamente, al final, lo más grande que yo he conseguido y a mi plena “conciencia y satisfacción” ha sido la familia, mi amada y querida familia. La “confesión” de mi pensamiento la encontrarán los posibles lectores de mis memorias durante el transcurso de la lectura de mi libro.