Mi nombre es Charo. Nací el 4 de marzo de 1957 en Baena (Córdoba). A los diez años, mis padres emigraron a Madrid, ciudad que nos acogió con los brazos abiertos. Pronto me sentí de allí, aunque parte de mi corazón también estaba en Zuheros, de donde eran mis raíces, por el que siempre tuve un cariño especial y al que he estado ligada hasta nuestros días. Estudié Química Agrícola en la UAM, trabajé en el sector de la alimentación creando los primeros sistemas de calidad en varias empresas, algunas multinacionales, y llevé también la producción. Por circunstancias personales, tuve que dejar mi carrera profesional y cuidar de mis padres con problemas importantes de salud. No pude regresar y le di un giro a mi vida profesional. Comencé a hacer yoga y, viendo las ventajas que me proporcionaba, decidí hacerme profesora y dirigirme al sector empresarial para intentar reducir el estrés que la empresa privada producía y yo había vivido. Después de diez años de prácticas, hice los cursos para profesores de yoga en la escuela Naradeva y otros más para completar mi formación y comencé a dar clases en las oficinas de una multinacional del sector farmacéutico, donde estuve nueve años. Fui adentrándome en el mundo de las energías y terapias naturales, y me hice maestra de reiki. Realicé los cursos de quiromasaje, drenaje linfático, reflexología podal (especialista en terapias manuales) en la Escuela Superior de Quiromasaje en Madrid durante varios años. Mientras cuidaba de mis padres, marido, hijos y casa, daba clases de yoga, reiki y masajes. Cuando mis padres murieron, mis hijos se fueron y todo parecía en calma, llegó el divorcio y me tocó darle otro giro a mi vida. Decidí viajar, conociendo al maestro Suny en Tailandia, y nos fuimos a recorrer el mundo. Estuvimos año y medio en América Latina, Centroamérica y Canadá. Después, fuimos al sudeste asiático y Europa. Como no podíamos estar mucho tiempo en ningún país por el tema de visados, decidimos casarnos en Tailandia y quedarnos a vivir en Zuheros, que también le gustó a Suny. Tenemos una bonita casa donde ofrecer alojamiento y terapias, aun-que continuamos viajando. Durante más de cuatro años recorriendo el mundo, muchos amigos me fueron animando a que escribiera un libro de mis viajes y aventuras, aprovechando la parada de la pandemia me he puesto en marcha y aquí está. El final o el principio. Este es solo el comienzo, deseo continuar escribiendo. Y, sobre todo, viajando y viviendo nuevas experiencias.