Concepción Robledillo Guerrero nació en Huesa, un pueblecito de Jaén; en el seno de una familia humilde y trabajadora. Siendo la única chica de cinco hermanos, creció en el ambiente machista de aquellos años. Desde niña debió compaginar las tareas del hogar, el trabajo del campo y los estudios, despertando en ella una voz interior que se rebelaba contra las injusticias de la vida. Comenzó desahogando en el papel la impotencia que no podía transmitir en palabras, transformando en poemas los sentimientos y emociones contenidas.
En su temprana adolescencia el amor llamó a su puerta y desde ese momento el contenido de sus letras se vio diversificado. Escribió a la tierra, las injusticias, al amor y a todo cuanto se cruzaba en su camino.
A la edad de 17 se trasladó a Cataluña para labrar su futuro, dejando aparcada su afición.
El año 2013 el destino le jugó una mala pasada, truncando su futuro con un fatal pronóstico: «cáncer».
Desde ese momento debe enfrentarse a un futuro incierto, y una vez más necesita refugiarse en su afición y amor por la poesía, la cual le salva de nuevo de sus peores momentos. Durante esa dura etapa de su vida, se siente muy vulnerable, y a la vez más solidaria, y decide llevar a cabo un buen propósito: ayudar a otras personas que pasen por la misma experiencia, o cualquier otra similar. Así nació la idea de publicar su primer libro solidario al que tituló El despertar.
Tras la maravillosa y grata experiencia que le supone sentirse útil, decide continuar compartiendo todo cuanto piensa y siente, desnudando su alma y dejando pedacitos de su corazón entre las letras de sus poemas; así nace este, su segundo poemario, El camino.
Conchi, (como la llaman quienes la conocen), posee un alma sensible, aunque también luchadora; ella se entrega en cuerpo y alma, con todas sus consecuencias.