Hablando de contar cuentos, ¿qué te puedo contar de mí? Que nací en Avilés, un lugar muy, muy lejano, o aquí cerquita, depende de donde estés.
Que siempre fui más pato que cisne y que, aunque ya le saco muchos años a la lechera de este libro, creo que como ella soñaba, y soñaba un mundo mejor. Así que por arte de magia me convertí en una trabajadora social. Con los años, ni las hadas madrinas ni las lámparas maravillosas han hecho su trabajo. Aun me encuentro en mi día a día con muchos personajes buscando un final feliz para su cuento.
En mi propio cuento, como Geppetto, he soñado con un niño, aunque fuera de madera. Y a base de desear y de no dejarme asustar por los lobos, que aun juegan a meter miedo, un día un Pulgarcito llegó de un país muy muy lejano, tal vez para que volviera a creer en los finales felices.
Hoy sigo escuchando cuentos, unos más reales que otros, y otra vez, como por arte de magia, aparece en mi vida Cuéntame un cuento que sea real, para que todos sepamos lo que puede pasar en un país no muy lejano.