Florentino Negro Cortés (1933-2018) nació y fue criado en el medio rural, del que formó parte durante su niñez. Nunca perdió su relación con él, aunque desde su juventud vivió en distintas ciudades con el fin de poder completar sus estudios y desarrollar su vocación. Fue profesor de Enseñanza Secundaria y amante de las palabras. De ahí su interés por desentrañar su etimología y su evolución, su apego a la lectura y su gusto por la composición, que cultivó desde su juventud a través de cuentos o fábulas, y de ensayos basados en sus experiencias y en su particular filosofía de la vida.
Después de su jubilación, a raíz de la interrupción forzosa de su tesis doctoral por la aprobación del Plan Bolonia, decidió expresarse, sobre todo a través de una forma poética concreta, el soneto. Le atraían su rigor formal y su estilo de composición, sobre todo la reflexión final.
Estos poemas ponen de manifiesto uno de los rasgos más significativos de su carácter: su capacidad para volver a ilusionarse, que subyace en las páginas de este libro.
