Nací en un pueblo de roja tierra, bella plaza y escenario de comediantes. A los diecisiete la vida me regaló dos cosas: un buen trabajo y un sueño por cumplir. Elegí el sueño. Me prometí que me asentaría allá donde me enviaran a hacer el servicio militar. Ya son 30 los inviernos pasados en tierras regadas por cantábrico mar, cumpliendo –como dice Coelho- mi “leyenda personal”.
No sé si me equivoqué o no al dedicarme al deporte, pero colaborar a hacer fuerte al
débil me pareció una buena ocupación.
Cada día me hago una pregunta… ¿Será mejor ir y volver o nunca haber ido? – cuando consiga contestarme se lo contaré.
Ahora me dio por juntar letras en tiempos muertos, como verán elijo siempre los caminos más “fáciles”. Supongo que nací defectuoso, porque el esfuerzo ya no está de moda y es lo único en lo que creo.
A los 40 un folio en blanco, -que hasta entonces me había ignorado- me gritó:… ¿Te atreves a escribir lo que pasa por tu mente?…Y aquí estamos.
Firmo con seudónimo o con segundo apellido porque ¿qué culpa tienen mis descendientes de mis vómitos sobre blanco papel?
Rudo y poseedor de una “basta” cultura (con “b” de escasa), me preocupa más que el lector entienda lo que digo, que si de bella forma lo digo – ya me gustaría la fusión de ambas- .
“Cuando quieras algo, levántate y lucha por ello” es una frase que me suena muy bien.