A principios de 1949, con diecisiete años, entró a trabajar en la minería del carbón en Asturias, donde permaneció 38 años. Ingresó en la empresa Hulleras de Turón (que más tarde se integró en Hunosa) como ayudante minero (guaje) en el grupo Espinos; entre otras categorías, fue picador y vigilante de explotación.
El poco tiempo que tenía después del trabajo diario en la mina lo dedicaba a estudiar. Se matriculó en la Escuela de Mieres para convertirse en facultativo de minas, con grandes sacrificios, pues, en esa época, estudiar era un privilegio reservado a muy pocos. Acudía a clases los sábados por la tarde y los domingos.
Desempeñó diferentes cargos como facultativo de minas en Clavelina, grupo Urbiés y pozo Santa Bárbara. Además, en las oficinas de Mieres y en el grupo San Nicolás realizó estudios sobre la mejora de métodos y condiciones de trabajo, e hizo una propuesta sobre la modificación de la organización de las diversas unidades de la empresa.
Secretario de APITEM en los difíciles años iniciales de esta organización profesional y encargado de impartir cursillos en Hunosa a trabajadores y representantes sindicales, para ello participó en la redacción del libro Descripción del sistema Bedaux y su aplicación a los sistemas de arranque, preparación y transporte, y otros trabajos de la minería.
Destacan sus aportaciones al libro Un cambio necesario, auspiciado por el Colegio de Ingenieros Técnicos, en el que se pretendían diversas modificaciones en la estructura general y cambios en el desarrollo de las actividades técnicas de la empresa Hunosa.
Durante los largos días de la pandemia (covid-19) decidió recopilar sus vivencias y plasmarlas por escrito para que no quedasen en el olvido.