Este burgalés es un gran apasionado del mundo medieval y de las leyendas. De estas últimas dice que son parte importante de nuestro patrimonio cultural.
Desde el momento en que llegó a San Miguel de Pedroso y supo del ya desaparecido monasterio y de la leyenda que lo rodeaba, creyó que bien podía formar parte de una novela para que no cayera en el olvido.
En esta que es su ópera prima, su máximo anhelo es trasladar al lector a aquellos lugares que recorre el protagonista para que se impregne de sensaciones vividas por él mismo. Que pueda paladear una época en la que lo real se mezclaba con lo imaginario. Un tiempo de supersticiones, leyendas y miedos que rodeaban a aquellas personas del Medievo, y que a pesar de ello, se asemejaban en muchas facetas al hombre actual.