Jordi Valls Verdaguer (Igualada 1979), más vividor que estudiante, trabajador sin abusar, guardián de su tiempo libre, seguidor y usuario del pensamiento «es necesario aburrirse en ocasiones» para defenderse de este mundo que va demasiado rápido, y, sobre todo, lector de novela negra y policial.
Sin un currículum emocionante, sin hitos destacables, sin momentos estelares, el autor se puede definir con pocas palabras: disfrutón, solitario pero social, serio pero ocurrente, tímido hasta recibir la primera palabra lanzada, observador, curioso y, en ocasiones, cascarrabias.
El autor publica este relato con dos objetivos. Uno egoísta, con el deseo de tenerlo en papel para colocarlo en su estantería, y otro altruista, al pretender que el lector disfrute de su historia en sus escasos e importantes momentos de desconexión.