A Peter Parker le picó una araña y se convirtió en Spiderman, a Kraven le mordió un león y se convirtió en El Cazador, y a José Antonio Julián Ortín le mordió un caballo, pero solo le dejó un cardenal en la barriga.
Aun así, su vida está al galope entre Viena, Murcia y Madrid. Hijo mayor de siete hermanos de raza celestial. Desposado, no por casualidad, con la mismísima Gloria. Padre del Arcano, del Árbol y de la Fuerza.
Este autor se caracteriza por llevar las riendas de todo lo que confían sobre sus amplios lomos. Es un procurador de los tribunales gallardo, valiente y serio, que aguanta cualquier trote con alegría. Es un mediador que ayuda a convertir los fracasos en aprendizajes, porque así vive él su vida. Es una persona que recuerda, incesantemente, que trabajamos con personas y por y para personas.