El autor de este escrito reconoce no haber sido nunca etiquetado como escritor, porque, dadas las circunstancias de su ciclo vital y académico, la gran mayoría de sus múltiples obras encajan mejor en el epígrafe de tesis o ensayos más susceptibles de permanecer sine die en archivos propios que de resultar best sellers para el gran público.
Nació en Oñate (Gipuzkoa) y allí transcurrió su niñez y adolescencia hasta los 11 años.
Parece ser que desde muy niño fue inquieto, curioso y preguntón, a veces impertinente, pero sus profesores, de una congregación religiosa dedicada a la enseñanza, debieron considerar ese carácter como adecuado para contar con él entre sus filas, porque pusieron empeño en reclutarlo, y lo consiguieron, a pesar de la oposición primera de sus padres.
Permaneció muy feliz durante los ocho años de se-vero internado porque los estudios en él colmaban con creces sus expectativas, pero a mediados de ese tiempo encontró, eso sí, evidentes incongruencias entre el contenido de las materias impartidas de orden académico explicadas allí mediante una comunicación didáctica conducente al conocimiento bien definido, así como a la independencia intelectual del individuo, en contraposición con el dogmatismo impuesto en materias de religión, de moral y de interpretación valorada de la historia.
Cree que el no haber disimulado ni callado nunca ante nadie esas contradicciones fue el motivo por el que, justo antes de pronunciar los votos religiosos preceptivos, se produjo el abandono consensuado de la congregación.
No abandonó, sin embargo, la trayectoria de estudio continuado precisamente en cuanto a la materia que había despertado su máximo interés, inducido, paradójicamente, por uno de los profesores: la importancia del «qué» y del «cómo» de las acciones comunicativas en persecución de un «para qué» consistente en la búsqueda de la verdad y la concordia humanística.
Esa disciplina general, a la que llama «Comunicología» por considerarla interdisciplinar, ha sido el principal motor de su investigación y práctica y la fuente de inspiración de sus escritos, aunque todo ello haya quedado al margen de lo públicamente visible.
La etiqueta atribuida a cada cual por lo visible suele ser, básicamente, la de su oficio para ganarse el pan, y justamente por eso se reconoce al autor como cantante, como músico, como técnico de la acústica, etc., aunque toda esa larga trayectoria profesional haya estado relacionada siempre en consecuencia con su disciplina, y aspectos como la psicología, la sociología, la pedagogía, la lingüística, la historia, la política, y demás preocupaciones serias que siempre le acompañaron, hayan parecido incursiones heterodoxas en campos en los que no era considerado competente.
Este libro es, precisamente, su primera incursión en el campo del relato descriptivo de una época real mediante un engranaje ficticio construido ad hoc desde el protagonista relator hasta el último de los personajes, con sus diferentes modos de ser, pensar y actuar.