José (Pancho) nació a la orilla del mar.
Lejos de él, le falta el aire. Tal vez eso influyó en la admiración hacia Julio Verne durante su infancia. Mas adelante apareció Bécquer, modelando su personalidad y abriendo la puerta a un mundo nuevo en el que la generación del 27 fue su gran descubrimiento.
Un poema publicado en la entonces revista cultural y sin ideologías Sal Común le dio pie a seguir escribiendo, pasando por diversos estilos, modas, edades y parones que la vida le impuso.
Durante los años ochenta, y con la movida viguesa de por medio, escribió un primer libro titulado Reflejos, pero solo para los amigos y la familia.
Viviendo en Las Palmas, surgió Momentos de amor y muerte, con fotos propias en blanco y negro donde la naturaleza canaria acompaña textos de historias singulares de personas de diferentes orígenes, pero muy parecidas cuando de sentimientos hablamos.
De regreso a Vigo y con otro tipo de actividades, se cerró el cajón de las letras, que ahora, ya jubilado, ha vuelto a abrir.
Hoy en día, dice José, después de tantas vueltas, es en la sencillez donde encuentra la belleza y la felicidad. Haber leído estos últimos años a Luis G Montero, la clave de este tercer libro.