Trabaja de aparejador, conocido comercialmente como arquitecto técnico.
Como el bien dice, ha escrito este librillo de cien escasas páginas con la finalidad de distraerse, descargarse, y haber podido decir lo que le sopla, con racionalidad y sin faltar a los buenos modales y a la educación imperante.
El librillo relata las miserias de la clase política actual, en donde los pobrecillos ciudadanos -las personas- no pintamos nada. Somos un mercado de votantes, que tenemos que elegir entre una cantinela u otra, desconociendo e ignorando para que servirá el haber introducido la papeleta en la urna.
La lectura de estos 18 escritos no puede ofender a nadie, a excepción de personas poco razonables, poco críticas, y cabe entender con poco sentido del humor, aunque los españoles/as estemos andando a nuestro pesar en un panorama nada optimista, y por cierto nada halagüeño.
El librillo ha sido ilustrado amablemente por Joan Fuster (creador del estrambotismo pictórico), Joan Verdaguer y Pim.