Nací en 1977 en San Blas, un barrio humilde de Madrid. Con la edad de diez años, escribía poesía en forma de rap, pero se quedó como un hobby a las puertas de la misa de las 18:00 en la iglesia donde se casaron mis padres y donde nos colábamos para deleitar con nuestra jerga juvenil a los que allí iban a rezar. A día de hoy, tengo un principio sin final de esa historia que algún día quisiera poder terminar y de donde me recreé para escribirla gracias a la lectura de Márquez, Torcuato, Rosa Regás y la magia, cómo no, de Kafka y Hitchcock.Déjame darte un verso nació de la angustia de no saber qué iba a suceder con el mundo en esta pandemia y la necesidad de desahogarme en ese momento encontrando el valor de decir lo que pensaba, más bien lo que sentía en una forma indirecta, publicándolo en mi estado del teléfono cada noche, llegando a los ojos de quienes hacían posible que hubiese vuelto la inspiración en mí como escritor y, sobre todo, y más importante, la ilusión.