Liss Novoa es una chica perfectamente imperfecta, cuyos amigos la definen como una eterna adolescente.
Romántica enfermiza y apasionada de los coches, monta en bici cada día; su relación más estable y duradera es con su caballo, y «su mitad» es su perrita llamada Ona.
Estudió Filología Hispánica en la UB, Ciencias Empresariales en Madrid y Derecho en la UdG.
Posteriormente, cursó másteres especializados en derecho concursal.
Quiere atreverse con el doctorado y no descarta, al terminar, estudiar Historia del Arte.
Actualmente trabaja como abogada y administradora concursal en el despacho jurídico del que es socia fundadora, y la vida de sus clientes es la suya, como ella define, porque no concibe su profesión de otra manera.
Siempre le ha gustado escribir, y sus amigos no han cesado en su empeño hasta ver publicada su primera novela.
Tiene la certeza de que todos tenemos un guionista en nuestras vidas y, según ella, el suyo se estaba desmadrando. Así que decidió darle unas vacaciones para que se relajara, se centrara, y le pidió el relevo. Liss tomó las riendas de su vida y empezó a escribir su propia historia.
Según ella, ni confirma ni desmiente que lo que cuenta sea todo ficción. Pero lo que sí afirma con toda seguridad es que las señales existen, porque son el manual de instrucciones que nos da la vida.
Y benditas señales, porque gracias a ellas podemos tener este libro en nuestras manos.
Que su historia sea fantasía o realidad es cuestión de perspectivas y, acaso, lo que menos importa.