Nacido justo un mes antes del día de los Santos Inocentes —treinta y cinco cumpleaños—de 1966, fue un niño precoz. Con pocos años, cinco concretamente, se desvivía por saber todo: electrónica, carpintería, relojería…
Padre enfermo de cáncer en Sevilla, madre a la que le quedaban unos años. Relata la anécdota de cuando estos vinieron a casa de los hospitales y le soltaron un puzle. Le dijeron que, hasta que no lo terminara, no se moviera de la mesa.
Él empezó a hacerlo por la parte de atrás de las piezas, pues no tenía ni idea, hasta que descubrió la mano de un chimpancé con una manzana y, al verla en la foto, dedujo…
Ganador como solista en un concurso navideño de villancicos, por el año 1972…
Pero todo ese potencial se frenó tras la muerte de su madre a los treinta y seis años y, a raíz de este hecho, no consiguió ni terminar el bachillerato de entonces. Tras doce meses en el servicio obligatorio, dejando huella en el destino desde el máximo rango hasta el último compañero, con mención por Buena Conducta.
En aquellos años, como él mismo manifestaría, le esperaba su trono, hacerse cargo del negocio familiar. A la vez despierta afán por estudiar, cursa primero de bachillerato, completamente autodidacta hoy. Continuará con el acceso a la universidad, con buenas calificaciones. Su intento por cursar Derecho es abandonado al ver los «tochos» que tenía que estudiar. En la década del 2000, se matricula en el Grado de Criminología, superando algunos créditos. También abandona por su elevado precio en la universidad que le gustaba. Al respecto, manifiesta el autor su imposibilidad de estudiar una sola disciplina, era monótono…
Si hay que hablar de trayectoria literaria, es a partir del año 2000 cuando consiguió «enganchar» a mucha gente con una especie de novela, en Facebook, publicando un capítulo diario. En 2003, publica Versos y reflexiones de muy corta tirada. Siguieron más capítulos por entrega en Facebook de otra historia fcticia, aún sin terminar.
De un potencial memorístico asombroso —habla de recuerdos de cuando apenas tenía cuatro años, incluso de los de su madre con total certeza—.
Hoy, en esta publicación, Como las plumas al viento sigue expresando vivencias, sentimientos, denuncias sociales…