Me considero un autor poco convencional y, de momento, no me siento preparado para escribir una novela imaginada o improvisada. Actualmente, solo escribo parte de mi vida, una vida azarosa y llena de retos. En esta obra he plasmado lo que creo que debe ser un compañero-tutor (cuidador), alejándome de cánones y criterios establecidos por «entendidos» en la materia.
Me he creado mi propia manera de cuidar a un enfermo de Alzheimer y, hasta el momento, me está dando resultado. Por lo tanto, intento que toda persona que esté ejerciendo de cuidador siga alguno de los consejos que aquí expongo.
Este libro lo he escrito desde mis vivencias, las cuales no se corresponden con la mayoría de los conceptos, estudios y tratados sobre la enfermedad del Alzheimer.
Mi experiencia durante varios años al cuidado de una enferma las veinticuatro horas del día me ha hecho discrepar con doctores y otros estudiosos a la hora de seguir un protocolo a la hora de cuidar a estos enfermos.
En su momento, llegué a la conclusión de que cada enfermo tiene su propia idiosincrasia, aunque no dejo de reconocer que algunos aspectos de esta enfermedad son comunes. Por tanto, he elaborado mis propias normas para cuidar a mi esposa Rafi sin administrarle, hasta el momento, ninguna clase de fármacos, y creo que, a pesar de algunas circunstancias adversas, la enfermedad no se ha desarrollado con demasiada virulencia; ella aguanta y aguanta, lucha y lucha bajo mi vigilancia y protección como compañero-tutor, empleando unos métodos simples y normales.