Dicen que me llamo Margarita Camba Fontevedra, y para más señas, vivo en un pequeño pueblecito, digamos una aldea, del camino de Santiago, conocida como Pereje, que viene del latín peregre. Y en mi peregrinaje por la Tierra, y más aún, por las tortuosas sendas del interior, desde mi nacimiento al pie del Mediterráneo, en Algeciras, sólo quiero destacar mi devoción por él, por mi carrera de psicóloga, por mi actual morada con la que he conseguido echarme al monte, por el arte que disfruto y vivo cantando, escribiendo y pintando, y por el edén que no somos capaces de ver en este planeta.
Pero mis poemas hablan más elocuentemente de mí, pues
un poema es una revelación,
y por encima de cualquier otra revelación del mundo,
es una revelación del alma.
Sólo lo he escrito para conocer mi verdad.
Este es un testimonio de que he vivido
«a corazón abierto».