María del Carmen Silvente Zamora, quien adoptara el Nombre de Carmen Silza nació en Murcia, tierra de azahar, trigo, olivos y vid, lo que se traduce en pan, aceite y vino para fachenda de esa región del sudeste de España.
De padre almeriense: Diego Silvente Cano y madre manchega: Juana Zamora Sánchez. Se sintió, desde niña, inundada de fantasía y creatividad por lo que no cree haber ido en busca de la poesía sino que fue ésta quien la supo encontrar. De evolución autodidacta afirma ser la mejor para enseñarse por ser la persona que más paciencia tiene consigo misma. Enamorada de los poetas de los siglos XIV al XX. Ha hecho de la poesía su pasión, llenando de rimas las tardías horas de sus noches y de enhebrados versos las iluminadas de sus días y toda vez que acudiera una pluma hacia el nido de su delicada palma. Peregrina de la vida, ha dejado derramar, en ocasiones, todo el cuenco de sus lágrimas, pero, otras tantas ha reído, y mucho, a expensas de sus ganas. Atesorando una gran sensibilidad de espíritu y diafanidad en el alma. Arremetedora, siempre con bravura, en lo que le dicte su corazón sin pensar a veces si la racionalidad le acompaña. Trabajadora incansable disfruta plenamente de lo que le ofrece la vida pero se apasiona y lucha por lo que desea en su mañana. Enamorada sensible de la naturaleza y los animales. Es orgullosa madre de tres hijos Raúl, Rubén y Sergio a quienes define con amor como las tres mejores flores de su jardín: su clavel, su Jacinto y su eléboro. En fin, una gran poeta habitando una gran persona que nos invita a adentrarnos en su mundo de poesía transitando sus palabras.