Mariela Spleiss es autodidacta y escribe poesía desde su niñez. Dice que la poesía es para ella una tabla de salvación, que sus mejores poemas nacieron cuando más triste se encontraba. Ella utiliza esta forma de escritura entre otras cosas para denunciar situaciones de injusticia, solidarizándose con los marginados e indefensos, los niños que sufren hambre y miseria.
En este poemario, pulsa muchos acordes, algunos con insistencia repetida: los altruistas y desprendidos en pro de los menos favorecidos, la amistad, la entrega, la literatura, la lengua materna, sobre todo. Y ello desde una sensibilidad muy propia y una lírica capacidad de observación de las cosas.
Varios son los poemas que se prestan para ilustrar lo dicho. Acaso los más “personales” sean “Clara Arboleda”: coherente rectitud, paciencia y perseverancia; “Anthi y la orquídea”: la flor que irradia luz, bondad y generosidad; “Edmond Kaiser”: ejemplo de clemencia, compasión y desprendimiento así como “La ceiba de la memoria”: memento perenne de una raza despojada, de un viaje a la semilla para recordar lo innombrable.
Mariela Spleiss hija de colombiana y suizo, creció en su país natal y vive en Suiza desde 1982. En Desde mi orilla reúne una selección representativa de poemas de sus anteriores libros: El planeta de las flores, 1998, Una bella Quimera, 2000, y catorce poemas inéditos, fruto de los últimos años.