Miguel I. Christie. Nació en Nueva York, pero creció y vivió en Sudamérica en una sociedad dominada por la iglesia Católica. Ya de niño eludió la religión y luego buscó una educación científica de nivel universitario en biología organísmica y ecología. Se casó inmerso en el mito del vivir felices para siempre. Todo era literal, objetivo, obvio. Pronto esa cosmovisión se hizo añicos: perdió su empleo, se divorció y tuvo que replantearse todo. En terapia revisó esa visión científica y su gran tabú, la subjetividad y comenzó a repensar la religión y la filosofía. Estudió psicología transpersonal con Stan Grof. De la biología y la ecología, pasó a trabajar en temas ambientales y de conservación, pero pronto descubrió que lo técnico era fácil. Lo difícil era el aspecto político, así que formó equipo con Patricia Liljesthrom R. (venida de la psicología social) para estudiar y trabajar en construcción de consenso.