Nací en Sevilla en el verano de 1998.
Sí, ese año en el que salió a la venta la Game Boy Color, Windows 98 y José Saramago obtuvo el Premio Nobel de Literatura.
Siempre quise ser astronauta; hasta que descubrí que tenía vértgo a las alturas aunque siempre he sido de apuntar alto.
Con siete años, me afcioné a las sopas de letras, aunque la sopa nunca me ha gustado. A parte de escribir, también hago dibujos guays. Soy demasiado inquieto.
Con once años leí algo sobre el amor gracias a Rimbaud. Mi primer amor fue como una estrella fugaz: idílico, intenso.
La conquista de mi tercer planeta duró dos años y llegó en forma de pelo rubio y ojos claros. Tras varias estrellas demasiado fugaces, entendí que el amor a veces pasa demasiado rápido, que se
desvanece. Entendí que el amor es eso, Efervescencia.