Me llamo Pablo Catalicio Ortiz, tengo dieciséis años y vivo en Abla, un pequeño pueblo de la comarca Río Nacimiento, en el interior de Almería. Soy un amante visceral de la música indie. Toco el piano desde mis ocho años, y la trompeta desde los doce. Siempre he sido el niño rarito que por las tardes prefería quedarse en casa. Y a sus dieciséis años de edad, el niño rarito ha evolucionado para romper estigmas y connotaciones peyorativas de aquello que debería considerarse normal, que no es más que soltar la ignorancia de la mano.
Soy un amante de la filosofía, de la historia y del arte. De vez en cuando, toco en alguna sala de conciertos con mi banda, otras me dedico simplemente a ser feliz mientras soy yo quien se deja la garganta en la pista. Nace de mi escepticismo esto que hoy te traigo. Para quienes no entendáis el porqué de lo que hay aquí dentro, y para todos aquellos que seáis capaces de llorar cada una de estas letras conmigo. Esto es para ustedes. Para quien me entiende y para quien no concibe el mérito entre estas líneas. Bienvenidos a mi exoplaneta. Abróchense los cinturones.