Nací en una maravillosa y cálida familia de Almoines a principios de los años ochenta.
Soy el mayor de dos hermanos, pero como el segundo tardó ocho años en llegar, tuve que ingeniármelas desde pequeño para llenar de diversión mi reinado.
Creo que el amor es el motor del mundo y para mí todos los días son Navidad. Cocino siempre a fuego lento y me tomo mis tiempos. También para la vida y para las poesías. Soy de tradiciones más que de innovaciones y considero que pocas cosas tienen más valor que la palabra.
No soy de perder el tiempo. Más bien lo retengo. Las horas se me pasan volando si voy a la playa o a la montaña. Allí limpio más que ensucio.
Menos egos y más coraje. Soy de infusiones y de vinos, de hablar y de vender, de maridajes sonoros con Sinatra. Viajo cada cierto tiempo para respirar. Vivo en simbiosis con las aventuras, por eso sigo buscando tesoros. Mantengo un idilio con los astros. También con el orden y con todo lo que se pueda coleccionar. No me importa de dónde vengas. En mi casa siempre tendrás un sitio y, en estas páginas, también. Tú decides.