Ramón Jiménez Medina (La Calahorra, Granada). En 1953 nació un chico que crecería en el seno de una familia numerosa. Cada vez que algo le llegaba a su ávida mente, trataba de reproducirlo. Así, fue torero, futbolista, actor de cine, cantante, y un elenco de personajes a los que deseaba parecerse. Se fabricaba sus espadas, capas y banderillas para ser torero; más adelante fue capaz de fabricar una pistola y pistolera para emular a los actores que rodaban westerns en su pueblo.
En la niñez mostraba deseos de aprender para ser el mejor en todo. Agudizó los sentidos y desarrolló un gran interés por la lectura, siendo
los temas de historia y aventuras sus preferidos.
Además, tuvo la osadía de escribir tres obras de teatro, representadas por gentes del barrio y protagonizadas por niños y niñas con la incorporación de algunos adultos.
Con el paso de los años, leyó novelas de Marcial Lafuente Estefanía, editor de aventuras del oeste americano, y llegó a la siguiente conclusión: ¿por qué no escribía él sus propias historias? Así comenzó la idea de escribir sus pensamientos en un bloc de notas…, que se perdieron con el tiempo.
Ese niño precoz en algunas facetas, polivalente, con entrega total a lo que se proponía realizar, comenzó a escribir poemas, sobre todo relatando los amores y desamores que surgían a su alrededor, llegándole la idea de completar el dicho popular que dice: «Para que un hombre se sienta realizado, debe tener un hijo (tuvo cinco), plantar un árbol (también fueron muchos los que plantó), montar en globo (y en algunos acontecimientos de marketing, también fue el primero en subirse), así que solo le faltaba escribir y editar un libro.
Bien, el chico de esta biografía llegó a esa etapa de la madurez queriendo exponer en este volumen un repaso de sus vivencias en forma de
poesías y compartirlas con todos los lectores, si les llega un ejemplar a sus manos.
Ese chiquillo inquieto, rebelde, con hiperactividad manifiesta, prematuro en muchas facetas, ahora peina canas y desea cerrar el círculo de
su existencia con esta modesta obra, donde ha utilizado palabras cotidianas para todos los niveles de lectores. Si lo ha conseguido, será gracias a ustedes.