Nací durante el desarrollismo franquista de los años 60, dentro de una familia relativamente acomodada, aunque sin llegar a ser rica. Mis padres, ambos universitarios, tenían amigos entre la gauche divine, la plutocracia catalana de la época y personas de diversos ámbitos sociales.
Estudié en Barcelona, en un colegio de curas medianamente liberales para la época, y vi morir a Franco a medio bachillerato. Durante seis años me divertí diciendo que estudiaba la carrera de Derecho y, en el séptimo, en lugar de descansar, me saque la mitad de la carrera que seguía pendiente. Trabajé como pasante en varios despachos, donde aprendí tanto maldades como bondades.
Monté un despacho con un gran amigo, que alterné con la asesoría jurídica de dos entidades estatales. Allí aprendí muchísimo Derecho y adquirí el suficiente sentido común como parta saber aplicarlo.