Mi nombre es Julián Almendros Calcerrada. Tengo 53 años, pues soy del setenta, buena cosecha; y soy de Madrid, con ascendencia manchega. De ahí creo que viene el gusto por los dejes, los refranes, los dichos, los versos, etc.
Amante del flamenco, de viajar con los míos, de hacer kilómetros, de senderismo, de tomar apuntes y envolverlos en versos. Siempre me daba por buscar entre las letras de los cantores flamencos esos chascarrillos, esos versos perfectos, bonitos, graciosos. Iba poniendo oído, de momento solo eso, hasta que medio en broma empecé a escribir poesía. Cuando lo fui a dejar me di cuenta de que ya tenía escrito bastante para un libro, y hasta hoy.
Con poco acierto, la verdad, sin corregirme ni dejar que me corrigieran, seguí escribiendo. Yo creía escribir bien. Sin embargo, me faltaba lo más importante: llegar al lector sin faltas y que pudiera entender cómo a mí me llegaba del cante. Esto ha sido dentro de estos últimos doce años, que es cuando me inicié en esto de juntar las letras.