Vio por primera vez la luz de su Santovenia natal el 20 de enero 1945. Arropado por sus padres, Manuel y Lucinia, conoció la dureza de la vida en una tierra fértil pero avara para entregar sus frutos. “Hice adobes y aprendí a arar hasta los dieciocho años”, remarca sin acritud, casi con orgullo. La carencia de títulos universitarios la ha suplido con voluntad, constancia y trabajo en su promoción humana y laboral: Servicio militar en Ferrocarriles, celador promocionado hasta mando intermedio en Telefónica, graduado escolar, sindicalista activo y jubilado laborioso son los jalones que marcan una vida de esfuerzo y superación. Su interés por el entorno humano y físico le ha llevado a investigar en archivos provinciales y nacionales los temas que le preocupan. Fruto de las muchas horas dedicadas a este trabajo son los artículos publicados en revistas especializadas (BRIGECIO: El término municipal de Santovenia del Esla y sus despoblados, según las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada) y en la prensa provincial sobre temas históricos de su tierra (LA OPINIÓN: Santovenia, un pueblo con 800 años; La Pedrera, una ermita singular para una romería
histórica; La Tabla, un poblado que solo vivió 99 años; Los orígenes romanos de Bretó; Santa Elena muestra sus tumbas; Vida y obra de D. Emilio José Prieto González). A ellos deben añadirse, sobre todo, los destinados a aumentar el bienestar de sus paisanos que verán mejorada su conexión con la Ruta de la Plata gracias al interés mostrado en sus reiterados artículos periodísticos. Ahora, finalizado este libro de SANTOVENIA Y SU ENTORNO: BRETÓ, VILLAVEZA Y MONASTERIO-GRANJA DE MORERUELA, él podrá volver a sus aficiones como “devorador” de prensa y entusiasta de los toros y el frontón, al tiempo que la familia y los amigos podremos gozar de su verbo apasionado, fruto de una bonhomía de persona íntegra y cabal a toda prueba.