Soraya García es autora de su primer y, tal vez, único poemario publicado. De pequeña escribía diarios en esas agendas cursis con candadito. De adolescente continuó con sus memorias, que nunca publicó, pensando que tenía la más emocionante de las vidas, y no precisamente bonita. Hasta que a partir de 2013 se decantó por la poesía. A diferencia de la pintura, podía escribir estando mal y exorcizar sus demonios. En lugar de coger una escopeta, se alivia con los pinceles y los versos. Arquitecta de formación, trabaja actualmente en la universidad de Bellas Artes del País Vasco. Nacida en Galdakao y residente en San Sebastián, su decisión más difícil fue intentar dedicarse a la pintura. Ha pasado por ingresos hospitalarios en psiquiatría debido a trastornos de la conducta alimentaria. Los TCA fueron síntomas de sucesos peores que no se atreve a narrar en prosa, pero ahora lo airea en A tu cachito de infierno, aunque siempre le dijeran que los trapos sucios se lavan en casa. Soraya se recuperó, regresó de los infiernos para quedarse, como suele decir. Ha intentado matarse muchas veces. Y aunque suene retórico o demasiado poético, el arte la ha salvado de sí misma.