(Barcelona, 1991).
Sin viajar no podría vivir, al menos plenamente. Me encanta descubrir lugares y aprender cosas nuevas. De pequeña, mi mayor sueño era tener un perro. El amor de mi vida fue un orejón travieso, que me ofreció, en poco tiempo, más de lo que hubiera podido imaginar. La naturaleza es el mayor regalo que me ha hecho el mundo y el motor de mi calma a día de hoy. Escapo de la ciudad siempre que puedo. Valoro ante todo la sinceridad y la empatía; sobra decir que odio las mentiras. Estudié Educación Social porque creo en el poder de todas nuestras
acciones. Me emociono con facilidad y la indecisión me acompaña siempre, excepto en aquello esencial para mí. O quizá también. Mi familia tiene nombre de mujer valiente. Torpe y testaruda, a veces. Bueno, lo primero siempre. La risa de mis amigas me cura. Los ojos, mi mayor amuleto para descifrar emociones. El verbo adorar es mi favorito y me apasiona el café. Creo haber aprendido que el amor es paz y huele a palo santo si es hogar, sin importar donde estés.