Ni siquiera era capaz de entender aquellos horribles sentimientos que jugaban en mi pecho y oprimían mi alma. Aquel dolor era una tortura constante, había tratado de hacer que desapareciera de un millón de formas distintas, pero las heridas solo empeoraban.

¿Qué era yo, aparte de un bicho raro con el que entretenerse en las insufribles horas de instituto?

Los dolorosos recuerdos me cegaban y me dejaban sin respiración.

Ya era demasiado tarde. Nadie podía salvarme.

Tras los muros del instituto, se esconden muchos secretos ¿Estáis preparados para descubrirlos?

Conoce la novela que marcó un antes y un después en la lucha contra el bullying y el ciberbullying en España