Este segundo libro de poemas tendría que haberse titulado “Enseñanzas de la edad, que nada valen”, pero, claro, es demasiado largo. O como dice Belén Reyes: “Ser mayor es un timo”. Pues sí, este libro es el poemario de un poeta que tiene 50 años y eso no se puede esconder. Algunos editores que lo han leído lo han caracterizado de poemario muy realista.
Hay una mirada irónica pero también hay humor. Pequeños homenajes a la gente que me rodea y a quienes se mira con una mirada agradecida.
Estilísticamente es un libro más clásico que el anterior (Memoria de Otra Vida, Ediciones 4 de agosto, 2008). He buscado muy deliberadamente un estilo lo más llano y sobrio posible, a veces incluso alejado de lo que se entiende por estilo poético. Si mi poesía tiene algo destacable, creo que es el ritmo. Lo intenté ya en el primer libro y aún más claramente en este segundo. Basta con leer los poemas (en voz alta) para darse cuenta.
Y como no me gusta demasiado hablar de mi poesía, porque son otros los que tienen que leerla y disfrutarla, acabaré con lo que me dijo un editor hace poco:
“Aunque el poemario no tiene una línea argumental es coherente de principio a fin”.
Barra libre, amigo-a, de donde puedes escoger lo que te afecte, toque, guste o revulsione. Feliz lectura.
Biografía:
¿Qué diré de mí? Tengo 49 años y tres hijos. Llevo treinta años enseñando la lengua de Shakespeare – la cual llevo en un tarro con formol – en Institutos de Secundaria y en la Escuela Oficial de Idiomas. También he sido profesor de Didáctica de la Lengua (una materia en especial para strippers, añadió con
acierto Ramón Irigoyen) en la Universidad Pública de Navarra. He traducido varios libros (de los que se han publicado seis). De entre las traducciones literarias quizá la más interesante sea Fornalutx, del poeta canadiense Irving Layton (Bassarai, Vitoria-Gasteiz, 2009).Todo lo dicho anteriormente no tiene mérito personal alguno. Te lo aseguro, amigo lector, mon semblable, mon frère.