Esta Historia de Boecillo que tienes entre tus manos, amigo lector, es un libro de amor: de amor a un pueblo del que me hablaron desde que tengo uso de razón; de amor a un abuelo que fue el que me contaba tantas historias sobre segadores, vendimiadores y carboneros; de amor a mi mujer y a mis hijos que, a diferencia del padre que tan sólo es un caminante que llegó hasta aquí en un día de febrero, son boecillanos de ley.
Quisiera el autor que este libro fuera una iniciación, un estímulo, un aliento para que otros, más dotados que un servidor en tantos temas como toca el libro, siguieran por la senda que ha abierto y desarrollaran tantas historias que Boecillo alberga en su corazón de adobe y encina. Porque, como dijo don José María Martín en su ensayo histórico sobre Boecillo, «donde hay un hombre, hay una historia».