Buenas, malas y malísimas

Buenas, malas y malísimas

Colección Relatos

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Un libro de Conchita Molina Fuentes

“Buenas, malas y malísimas” viaja a la magia de la cultura y la mitología griega de nuestro Mediterráneo, sin olvidar la actualidad y permitiendo que la cultura massmedia – el cómic, el cine o televisión- nos guiñe, de vez en cuando, un ojo y nos haga sonreír, navegando en el crossover de la antigüedad y lo ya, casi, cibernético. Al principio, era el silencio y la oscuridad; pero un día, se hizo la luz y el espacio se llenó –y con él la tierra- de: titanes, gigantes y dioses. Unos eran buenos a veces, y otros malos a veces; y a veces, solo eran, casi, como todos nosotros. Pero cuando, alguno quería tener más poder luchaba con todas sus fuerzas y argucias. Así nació esta historia, acompañando a los que querían quedarse, por todos los medios, con la mágica Laguna Estigia, fuente de fuerza y poder, destruyendo a la semi-diosa Pirene que era su feroz defensora. Muchos héroes, dioses y gigantes, sus náyades, la naturaleza y hasta el mismísimo Hércules trataron de evitarlo. Sin embargo, no todos los finales son, siempre, felices pero tampoco tienen porqué ser tristes. Aunque a veces, las cosas no salgan como queremos, “Buenas, malas y malísimas” quiere que actores y espectadores aprendan a apoderarse en cada butaca de lo más importante: la ESPERANZA.

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Biografía:

Nace en la ciudad mediterránea de Alicante, y estudia magisterio en la mágica Granada. A finales de los 60, muy vinculada a sectores progresistas y reivindicativos,
entra en contacto en Madrid con los movimientos culturales más efervescentes. Trabaja como reportera gráfica en el Grupo Z, en las revistas Sal y Pimienta, Interviú y El Periódico de Catalunya, como corresponsal de Alicante y provincia, y en el diario local Primera Página. A principios de los 70, entra como docente en el Liceo Francés de Alicante Pierre Deschamps, inaugurando la enseñanza en castellano en este centro. Sin dejar de lado la reivindicación política -forma parte de las Mesas Para la Democracia; es sindicalista y milita en el PCE- traslada su lucha al teatro y la literatura. En 1976, recién estrenada la transición, monta el recital de poetas prohibidos
“¿Quién juzga la poesía?” Desde entonces y hasta ahora, ha dirigido varios grupos de teatro infantil, juvenil y de adultos con más de 20 obras de distintos autores
y varios recitales. Su vocación pedagógica y creativa, le ha llevado a escribir alrededor de 30 obras de teatro para diferentes edades, guiones de cortometrajes, cuentos y café teatro. En el año 2006, el Ministerio de Educación de Francia le otorga el título de Caballero de las Palmas Académicas por su labor dentro de la enseñanza y su compromiso cultural con el teatro infantil y juvenil.



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