En un barrio de la vieja Barcelona, tan céntrico como mugriento, una mujer intenta sobrevivir a la precariedad. Su vecina no ha regresado a casa. Ese hecho, aunque anunciado, la trae sin vivir. Y es el relato de esos días de búsqueda el argumento de Callejón con salida. Situado antes del euro y del móvil, en medio de otra crisis (para algunos, estado permanente), nos recuerda que muchas cosas ya se andaban gestando. Un pequeño guiño hacia lo creativo como camino de salvación, como salida del callejón, a pesar de que los callejones no suelan tener salidas. Un tanteo hacia la sanación, desde la intuición y la reflexión del “yo, aquí y ahora”. Tímido homenaje, por qué no, a una generación que no estaba sobradamente preparada, pero que fue osada, y se arriesgó. Aunque no siempre encontrara la salida.