Calles mojadas
La historia de Purificación y su familia a partir del desarraigo se impone como única opción ante el embarazo adolescente de su hija.
Desplazados de la pequeña aldea gallega a la que pertenecen, se mudan a Vigo, donde intentan rehacer sus vidas, que no correrán tan paralelas como la protagonista quisiera.
La madre de familia asume la titánica tarea desde una superioridad que le juega en contra. Sobreprotege a su hijo, subestima y castiga a su hija y menosprecia a su marido. A pesar del afecto que les tiene, no deja de juzgarlos y querer convertirlos en lo que ella cree que deben ser. Lo hace sin intervenir en sus vidas y sin recurrir a ninguna bajeza.
Los valores y el amor sobre los que se funda la familia son sólidos, resisten los golpes del tiempo, y el respeto por el otro mantiene los lazos del cariño.
La infidelidad se admite y se acepta tal como es, hecho que los protagonistas asimilan con naturalidad. Una filosofía de vida que les brinda salud a quienes la profesan.
Como sucede con el mar, las rías y el clima de la topografía por la que se desplazan los personajes, toda tempestad se pasa y el sol vuelve a salir.