A veces, todos los seres humanos sonreímos. En nuestra mente recordamos esos grandes momentos de alegrías, compartiendo con nuestro niño interior aquellos días de colegio intentando aprender sin importarnos nada, simplemente jugando con la alegría de la vida. Como esa tarde que caminamos cogidos de la mano del abuelo o cuando escuchamos a nuestros padres y amigos en unas pláticas de verano.
La vida en la Tierra de cualquier ser humano surge desde que es engendrado para, posteriormente, desarrollarse acorde a lo que sus progenitores le van facilitando y la sociedad donde se encuentra. Todo es un proyecto que nace peregrinando por una multitud de experiencias, las cuales le hacen fuerte ante las adversidades que la propia existencia le depara. Todos los seres caminamos con circunstancias parecidas que se trasmiten de abuelos a padres, de amigo a amigo, de esposas y compañeros de esta vida. Hasta llegar a ese paso que algunos dicen no querer llegar y que, irremediablemente, todos iremos en busca de ese esplendor nuevo. Poder aceptarlo con una mente humana es tremendamente complicado, porque no lo percibimos con nuestros sentidos humanos. Solo sabemos que un buen día, la vida se nos va.
Surgen unas incógnitas en los humanos: ¿cómo es posible que todo, mi logro, espiritual y material, lo maravilloso que soy, desaparezca por arte de magia? ¿Quién soy yo? ¿A qué fundamento se debe el estar aquí? ¿Qué es la vida? ¿Hacia dónde iré cuando traspase esos grandes momentos? ¿Cómo ocurrirá ese hecho? ¿Pasaré incertidumbre, o encontraré un nuevo amanecer? ¿Qué me espera en ese nuevo esplendor?
En este libro intentaré despejar, bajo mi forma de concebir este tránsito, todas estas preguntas, para darnos un confort, hasta concluir un fin, un tránsito, pero siempre con la ilusión de un esplendor.
En mi forma de reflexionar hay un primer escalón a traspasar: el poder entender, con una conciencia más abierta, ese cambio cognitivo de la humanidad, sin ningún perjuicio o temor a lo desconocido, lo que nos lleva a disfrutar una vida más plena y sin ese dolor que se produce ante la pérdida de cualquier ser. Si estamos dispuestos a esa expansión damos pie a esa iniciación de avance. Como también pienso que esa pérdida no es el final, sino que se produce una transformación de conciencia en otra esfera.
Recordando que somos seres de energía, seres de amor, de luz, de esperanza. No es fácil trasmitir tantos conceptos e ideas, esta labor la quiero basar en una posible ayuda a los demás, en esa expansión de aquellas mentes que quieran abrirse un poco más. Pretendo ampliar ese libre albedrío en cada uno de nosotros y, si es posible, aportar un algo más.
Caminando a un nuevo esplendor se encuentra basado en unas ideas que pudieran parecer emanadas de una búsqueda documental, combinadas con un día a día. Que reflejan pensamientos trasmitidos para ser difundidos y llevarte a encontrar tu yo interior de paz y esperanza a un nuevo camino de esplendor.
Me parece muy egoísta pensar que la realidad del hombre pueda ser la de nacer, vivir y partir. Es la gran interrogante en nosotros. Por lo tanto, me doy por satisfecho si he podido ayudar a cualquiera.
Manu