El autor tiene como raíz y centro de su pensamiento el misterio de la Trinidad, que quiere hacer accesible a los cristianos. Defiende que la estructura íntima de Dios —unidad y diferenciación, Dios es Uno y Trino— se proyecta en la humanidad, sobre todo cuando hemos sido elevados por la gracia a la participación de la vida divina. Parte de la comunidad trinitaria para hacer ver que se refleja en la comunidad humana, sobre todo en la relación hombre-mujer, tanto en la virginidad como en el matrimonio, puesto que la imagen de la Trinidad está en el encuentro personal. El YO-TÚ-AMOR, propio de las Personas Divinas, se proyecta en el yo-tú-amor humanos. Desde este horizonte se resuelven muchos interrogantes: ante todo la identidad de la mujer, el celibato, la identidad profunda del matrimonio, la postura de la Iglesia con relación al sacerdocio de la mujer…
Colaboración: Monasterio Nuestra Señora de la Victoria
MONJAS MÍNIMAS –DAIMIEL