Esta es una novela de intriga, de detectives, de conspiraciones, de instintos bajos y reprobables. Es una novela de ambición, de deseo, de inteligencia, de torpeza.
Parece que Tomás Alba y su compañera María Curie vayan a ser los protagonistas, pero muy pronto nos damos cuenta de que no. Otros personajes ganan peso enseguida y los igualan en importancia: Heisenberg, Darwin, Planck y Compton son algunos ejemplos.
Y, para acabar de despistar, hacen su aparición dos policías muy carismáticos —el inspector Achís y el detective Copérnico— y un detective privado: Tesla.
Tomás y María trabajan en una sucursal bancaria, y allí seguirían si no fuera porque dos presentadores de televisión, Sagan y Asimov, se empeñan en sacar a relucir ante las pantallas toda la porquería que envuelve al mafioso Heisenberg. Este, como no podía ser de otro modo, se enfada… y lo hace de tal modo que pone en jaque a toda la ciudad. Incluso Tomás y María se ven afectados.
Y no sigo, que los voy a liar más, y entonces sí que no van a entender nada. Lo mejor es que lean el libro.
Si lo que buscan es la típica novela de intriga para pasar el rato y no tener que pensar más allá, se han equivocado de libro. La lectura les abrirá las puertas sobre ciertos temas muy bien guardados en sus memorias y les iluminará sobre otros, puede que más livianos.
Muy recomendable a cualquier hora del día y en cualquier estado de ánimo. Aburrirse, no se van a aburrir. Se lo garantizo.