Un recuerdo erótico de adolescencia dará pie al inicio de la novela Con tal de verte reír. Varios personajes acompañan al protagonista en esta singladura que abarca desde el periodo emergente de la transición democrática española hasta el momento de declaración de pandemia y confinamiento.
Personajes completamente ficticios interactúan, irreverentemente, con otros personajes reales en el plano de la literatura y de la política para ir situándonos en el momento concreto en el que se desarrolla la narración.
El autor, usará estos personajes, para crear planos yuxtapuestos y distantes a la vez que valdrán para revelar al lector las diferentes maneras de enfocar la vida, los problemas, los amores, el sexo… Un río que nos arrastra y que nos lleva como un destino impuesto. El novelista dirá: “La vida te pone en el sitio que no esperabas. En el realismo sin magia. En un lugar que no admite de exageradas muestras de alegría ni tampoco de pantomimas tristes. El mundo es como es y te ha tocado y nadie es quien para cambiarlo. Te das cuenta de que somos meros espectadores. Simples asistentes en la butaca de turno de un teatro que comenzamos a contemplar con impotencia”.
Escrita con un tono satírico y jocoso, la novela se adentra con todo detalle en escenas de sexo, de amores descreídos, de corrupción y de desengaños políticos que serán fácilmente reconocibles por el lector.
Como dijo Terencio, “nada de lo humano me es indiferente”, en CON TAL DE VERTE REÍR.
Personajes completamente ficticios interactúan, irreverentemente, con otros personajes reales en el plano de la literatura y de la política para ir situándonos en el momento concreto en el que se desarrolla la narración.
El autor, usará estos personajes, para crear planos yuxtapuestos y distantes a la vez que valdrán para revelar al lector las diferentes maneras de enfocar la vida, los problemas, los amores, el sexo… Un río que nos arrastra y que nos lleva como un destino impuesto. El novelista dirá: “La vida te pone en el sitio que no esperabas. En el realismo sin magia. En un lugar que no admite de exageradas muestras de alegría ni tampoco de pantomimas tristes. El mundo es como es y te ha tocado y nadie es quien para cambiarlo. Te das cuenta de que somos meros espectadores. Simples asistentes en la butaca de turno de un teatro que comenzamos a contemplar con impotencia”.
Escrita con un tono satírico y jocoso, la novela se adentra con todo detalle en escenas de sexo, de amores descreídos, de corrupción y de desengaños políticos que serán fácilmente reconocibles por el lector.
Como dijo Terencio, “nada de lo humano me es indiferente”, en CON TAL DE VERTE REÍR.