La representación de un fractal (la portada) ya es un paradigma matemático de cómo a partir de fórmulas elementales se puede producir la imagen de lo extraordinariamente complejo y la belleza juntas. Este libro, el primero de una serie ya iniciada, algunos terminados y otros en borrador sigue este lineamiento básico sobre los límites y extensión increíble de la razón. La idea de Dios como síntesis suprema de lo simple y lo infinitamente complejo ha conseguido atraer la atención de un sinfín de filósofos y pensadores. Idea natural, ya que es una incógnita existencial hasta ahora no resuelta apropiadamente por la humanidad.
Por otro lado, la muerte y la vida son materias que van juntas. Si queremos tomar en serio nuestro propio papel en este mundo, la respuesta, el abordaje, el punto de vista que tomemos sobre este tema crucial nos marcará para siempre. Para algunos está en juego la eternidad, para otros el desánimo o el sinsentido; pero creo que nunca la indiferencia.
En fin, este tópico no nos puede dejar imperturbables, siempre despertará en la conciencia sentimientos muy variados, incluso contradictorios. El intelecto busca; pero, a veces, la razón no encuentra. Todas estas tribulaciones vivenciales se hallan resumidas en este libro que analiza un período del conocimiento de Dios, a través de pensadores clásicos reconocidos o religiosos de diversas orientaciones. Dios no es solamente una definición sin más; lleva aparejado, también, una conducta estrechamente relacionada con la ética que cualquier pensador no deja de recalcar o por lo menos insinuar. Por ello, este texto aborda estos dos componentes fundamentales, exponiendo la solución que cada uno aportó, en su momento histórico, al respecto.